domingo, 31 de julio de 2016

Pretty Little Princesses- Bellas y Furiosas: Capítulo Uno: Diablo Rojo

                 Capítulo uno
                    Diablo rojo



Cuando veo al hombre vestido de Diablo Rojo, palidezco.
¿Qué hace aquí?
Suelto otro grito y casi puedo ver la sonrisa detrás de la máscara.
-         No te preocupes. No voy a matarte.
¿No? ¿Entonces por qué tiene un maldito cuchillo en el aire?
Miro al cuchillo y alzo las cejas. Vaya que no quiere matarme.
¿Sabe mi identidad?
¿Sabe que soy The Wicked Bitch?
Ahora mismo no tengo ninguna máscara, simplemente mi pijama y el cabello despeinado.
-         ¿Lo sabes? - susurro. Si no lo sabe, no tendrá ni idea de qué hablo.
-         No sé de qué hablas, pero sea lo que sea, no, no lo hago. Sólo vengo a decirte que todo va a caer. Creo que es importante que lo sepas.
Asiento.
¿De qué rayos está hablando?
Me siento en Kappa Kappa Tau…
-         ¿Eres un asesino?
-         Pero que inteligente – escucho una sonora carcajada- Quiero que digas lo siguiente en todos los medios: Tengan cuidado, la venganza está comenzando. El Diablo Rojo pintará a las princesas con sangre.
Hey. Ese es mi trabajo.
Pero, obviamente necesito estar viva para realizarlo, así que finjo estar asustada (aunque lo estoy… solo un poco) y asiento.
Él se va, dejándome petrificada.
***
Vanellope y Ralph canturrean felices.
Siguen trabajando como guardias oficiales de las princesas.
Entonces, escuchan un grito.
Sus caras se vuelven pálidas, y van al lugar de donde surgió el grito.
Cenicienta está de rodillas, temblando y admirando la pared.
Tiene escrita en rojo, con letras muy grandes:
Empiezan 13.
¿Cuántas terminan?
Un lindo mural que me tomé el tiempo de pintarles a las malditas.
***
La cárcel de Disneyland es bastante aterradora.
Hay rumores de que los fantasmas de los criminales fallecidos ahí rondan atormentando a los criminales.
Pero ni siquiera eso iba a hacer perder la postura a la idiota de Blancanieves.
Los primeros días lloró como un bebé, claro que sí, estaba TAN arrepentida.
Debiste haberlo pensado antes de secuestrar a Jessica, ¿no lo crees, querida?
Pero, luego decidió que sus fans- si es que aún tiene- no la verían así y recuperó la compostura.
Claro que es muy fácil cuando todas las princesas han donado dinero para que tu celda sea cómoda y te den manjares en cada comida, ¿verdad, traga manzanas?
Así que la malcriada enana se encontraba en este momento pintándose las uñas una por una. De naranja, claro está. Tenía que combinar con su overol de presa.
De igual manera, su colchón de pluma de ganso era naranja, y su cobertor también.
Y mandó a pintar la pared naranja (mientras intentaba escaparse, pero no le resultó).
No cabe duda que las Princesas Disney son las mimadas de Disneyland, aun estando en la cárcel y habiendo secuestrado a una persona.
La guardia la miraba bastante extrañada.
-         Creí que estarías más… de mal humor, dramática.
-         Oh, claro que estoy de mal humor, querida- cantó ella en un tono que indicaba todo lo contrario- ¡Esto es lo peor que me ha pasado desde que Ariel ganó Encerradas y yo no! ¡Pero voy a mantener la compostura!
Ella rodó los ojos, mientras seguía mirando su celular, deseando que ese interminable día llegar a su fin.
Blancanieves comenzó a agitar sus manos para agitar el barniz, y ya estaba a la mitad del acto cuando escuchó un portazo.
-         ¿Quién anda ahí? - preguntó la guardia guardando su celular, de mal humor.
-         Alguien con quien no te conviene meterte- resonó una voz robótica.
La mujer alzó su pistola.
Y se quedó pálida al ver que alguien en un traje de Diablo Rojo se acercaba a ella y la electrocutaba, tirándola al suelo.
Blancanieves soltó un grito y el diablo le quitó las llaves a la guarida.
-         ¡Esto no es justo! - repeló la insoportable princesa- ¡No puedo defenderme! ¡Tengo el barniz fresco, y no pienso arruinar mis uñas!
El diablo también la electrocutó, y se la colgó al hombro.
Así fue, como Blancanieves, con el barniz fresco, desapareció de la Prisión de Disneyland.
***
Tiana miraba a la detective Katherine Norton con cara de angustia.
Había sido un agradable mes sin problemas con la policía, y sin tener que preocuparse, pues la franquicia estaba ya desintegrada.
Aunque cada una se había ido a su casa, aún estaban juntas casi todo el día, por el miedo a ser atacadas por la más genial asesina acosadora psicópata de la historia.
Yo.
Pero, claro, había sido demasiado maravilloso.
-         ¿Qué ocurre, oficial? - preguntó, intentando disimular su decepción.
Las doce estaban reunidas, mirándola con gesto preocupado.
-         Antes que nada, quiero presentarles a mi nuevo compañero, que estará a cargo de la investigación. Su nombre es Albert Hale.
Hizo un gesto de cabeza a uno de los hombres junto a ella, de cabello oscuro y ojos azules. Sonrió y saludó.
-         Un gusto conocerlos.
Uff. Creo que quiero secuestrarlo.
Espero que Garrett no lea esto…
-         Y, tenemos malas noticias.
Debieron haber visto como palidecían.
Incluso si no se los provoqué yo, me alegra ver a estas malditas sufrir.
-         Varias celebridades han recibido en las últimas noches las visitas de un hombre vestido en un traje de Diablo Rojo- relató Katherine.
-         Son celebridades relacionadas con ustedes. Hades, Tinkerbell, Helga Sinclair, Mickey y Minnie Mouse…y muchos más, la lista es bastante larga- susurró Albert- Y ha dejado un mensaje. Para ustedes.
-         Las palabras textuales, que ha dicho a todos y cada uno de ellos son:

Tengan cuidado, la venganza está comenzando. El Diablo Rojo pintará a las princesas con sangre.”

-         ¿Creen que The Wicked Bitch tenga que ver con esto? - susurró Ariel, asustada.
Por supuesto que no, idiota, nunca me pondría el disfraz de un estúpido Diablo de comedia de horror.
-         No lo sabemos. Es probable.
Me ofendes, Katherine. Ahora quiero matarte. Tal vez debería hacerlo…
-         Eso no es todo- murmuró Katherine, nerviosa- Lo sentimos mucho.
-         ¿Qué pasó? - preguntó Mérida- Algo pasó, ¿no es así?
Ambos asintieron.
-         Ayer por la noche, alguien logró meterse en la prisión de Disneyland.
-         Oh no. Blanca- exclamó Aurora aterrada.
Sí, Blanca traga-manzanas despareció, supéralo, dormilona.
-         El Diablo Rojo se la llevó. No sabemos a dónde.
Entonces, Bella explotó.
-         ¿No se supone que deberían cuidar bien la cárcel? ¡Saben que alguien está detrás de nosotras, y sobre todo de Blancanieves! ¡Esto es increíble! ¡¿Cómo es posible?! ¡Ustedes son responsables de su desaparición!
Los dos parecieron estar de acuerdo.
-         Creemos que es alguien que trabaja dentro de la cárcel. O que lo hacía- susurró Katherine- Estaremos al pendiente.
La policía salió de ahí, dejando a las Doce abrazándose y llorando.
-         No es justo- murmuró Rapunzel- Al fin estábamos un poco calmadas. Y ahora esto…
-         Ay, Blancanieves, espero que esté bien- susurró Anna.
-         Todas lo esperamos- replicó Bella, secándose las lágrimas.
Oh lindas, no pueden esperar que todo vaya bien.
Ni siquiera me ha tocado a mí actuar.
***
Garret me mira fijamente.
-         ¿Tienes miedo? - pregunta mientras juega con mi cabello.
-         No realmente- susurro- Sea quien sea, no es mejor que yo. Para nada. Tal vez sea peligroso, pero yo también lo soy.
Sonríe.
Mi cómplice femenina, la que golpeó a Jessica y ayudó a Blancanieves me mira aburrida.
-         Tal vez deberías tener más cuidado, linda.
La miro con las cejas alzadas.
-         ¿Qué quieres decir con eso?
-         Lo que quiero decir es que deberías dejar de presumir. Este nuevo asesino podría ser mejor que tú.
Suelto una sonora carcajada.
-         Querida, llevo años planeando esto. No dejaré que un asesino de cuarta lo arruine.
-         Tal vez no sea tan torpe cómo crees. No deberías subestimarlo.
-         Cállate, a menos que quieras ser la próxima víctima.
Suspira con fuerza y aleja la mirada.
-         Bien. Ahora repasemos el inicio de la fase dos.
***
Daphne miraba a Peter sonriente. Se había pintado el cabello, ya no era pelirrojo, ahora era rubio, y eso volvía loco a Peter.
La chica había sido despedida del caso, pues parecía ser demasiado personal, pero Peter aún seguía involucrado.
-         Deja ya de trabajar- pidió ella- Hay que hacer algo más divertido.
Peter sonrió.
-         ¿Algo como qué?
-         No sé, podemos ir a tu habitación y… ya sabes.
La sonrisa desapareció del rostro de él y sus facciones se tornaron serías.
-         Daphne… ¿puedo hacerte una pregunta?
Ella asintió, un poco preocupada.
-         Tú… yo… ¿qué somos?
Hizo una mueca.
-         Peter… no… no lo sé.
-         Daphne, sé que lo sabes, pero tengo que decirle. Te amo.
Una sonrisa de sorpresa se dibujó en su rostro.
-         Yo también te amo, Peter.
Se besaron lentamente, interrumpidos por alguien que abría la puerta del despacho de Peter.
-         Creo que tienes que atender a…
Daphne se quedó a mitad de la frase al ver a Peter pálido.
Alguien vestido en un traje de diablo rojo los observaba con un cuchillo en alto.
-         El amor, siempre tan bello. Lástima que no durará, porque los voy a matar.
Lentamente, Daphne cogió la pistola oculta en su bolso.
-         ¿Quién eres?
-         El que te enseñará el camino a la muerte.
Wow, que cursi es este nuevo asesino. No me gusta.
¿Dónde están los comentarios psicóticos y de mal gusto?
Daphne alzo la pistola y el Diablo Rojo retrocedió lentamente.
Ja, que miedoso.
-         Das un paso más y te vuelo la cabeza, imbécil.
Peter estaba paralizado. No podía marcar emergencias… ¡ya estaban en la comisaría! ¿Qué se suponía que tendrían que hacer?
Gracias al cielo, Daphne tenía todo bajo control.
El Diablo Rojo se dio la vuelta y escapó por una ventana.
Peter dejó escapar el aire que estaba conteniendo, pero Daphne seguía con la pistola en alto y los ojos llorosos.
-         ¿Qué fue eso? - murmuró ella.
Peter le contó todo lo que había ocurrido recientemente en relación al Diablo Rojo.
-         Otro asesino. Genial- su voz se quebraba.
-         Tranquila, se ha ido.
Le bajó lentamente los brazos, y ella soltó el gatillo, que había estado decidiendo si apretarlo o no.
Dejó ir el aire que contenía. Peter sonrió.
-         Y… ¿cómo es que tienes acceso a una pistola?
Ella soltó una risa boba.
-         Yo… tengo miedo de que me ataquen, así que conseguí permisos y la traigo todo el tiempo.
Él asintió, mientras varios policías entraban.
***
Katherine miraba a los guardias, impresionada.
-         ¿No vieron a El Diablo Rojo entrar? ¿Quieren decir que entró de la nada? ¿Apareció y ya?
-         Bueno…- susurró uno- Yo lo vi salir de la oficina del Sr. Hale.
Todos los rostros se voltearon hacia él.
-         No había nadie ahí que yo supiera. Lo juro.
Revisaron grabaciones, pero alguien había desconectado todas las cámaras.
-         ¿Cómo es posible? - susurró Katherine desesperada.
De acuerdo, tal vez El Diablo Rojo no sea un asesino de cuarta.
***
Blair Mills se encontraba en su casa. Era un alivio, que al fin las hubieran dejado marchar, después de convencerse de que yo no era una de ellas.
La chica agradecía el tiempo pasado en el palacio, pero extrañaba su hogar.
Estaba revisando su correspondencia, cuando un sobre de color dorado llamó bastante su atención.
Lo tomó y lo leyó.

Querida Señorita Mills:
Está usted cordialmente invitada al gran evento que Disney organiza esta noche.
Habrá una gran sorpresa… ¡no puede faltar!
Véanos en el teatro principal de Disneyland para la alfombra roja.
Atentamente,
Hailee Hills.

***
-         ¿Por qué nos invitaría Hailee Hills a un “evento sorpresa”? - murmuró Mérida.
-         Bueno… tal vez sea eso de “perdonarnos” de lo que habló la vez pasada- contestó Pocahontas.
Hailee Hills, la creadora de la ex – franquicia, y antigua representante de ellas, tenía un pasado algo turbio con las doce, y apenas se había movido al pueblo, alegando que quería empezar de nuevo.
-         ¿Alguien sabe dónde está Giselle? – preguntó Mulán - ¡No ha aparecido desde hace un mes!
Anna se encogió de hombros.
-         He llamado a una la estilista suplente- afirmó ella con una sonrisa.
-         ¿Tenemos una estilista suplente? - preguntó Cenicienta, aún triste por la desaparición de Blancanieves.
-         Así parece- contestó Tiana.
Entonces, las puertas se abrieron de par en par y una bola disco salió del techo.
-         ¡¿Qué rayos?!- gritó Mérida.
De las puertas, salió Yzma con una sonrisa.
-         ¡YA LLEGUÉ!
Todas se quedaron sorprendidas. Karma, por idiotas.
-         ¿Eres la estilista suplente?
Yzma asintió.
-         Ahora… ¿cómo quieren que las vista?
-         ¡Tenemos que lucirnos! – aseguró Ariel- Tal vez la franquicia ya no exista, pero la gente quiere vernos derrotadas… ¡les demostraremos que no es así!
Todas estuvieron de acuerdo.
Oh lindas, no las van a ver derrotadas.
Las van a ver derrumbadas.
***
La alfombra roja estaba lista, y todas las celebridades desfilaban para entrar al teatro.
Daphne, Peter, Katherine y Blair se habían vuelto bastante populares gracias al caso en el que estaban involucrados, y habían sido invitados cordialmente.
Las doce también estaban ahí, sonriendo y fingiendo ser fabulosas. Iugh.
Muchos reporteros se acercaban a Katherine, que lucía aturdida.
Pero no tantos como los que había alrededor de Hailee Hills, que sonreía y contestaba las preguntas sonriendo.
Todos parecían encantados, preguntándose cuál sería la gran sorpresa.
Y créanme, sería toda una bomba para las princesas.
***
Después de que todos estuvieran ya sentados, comenzó el evento.
Las doce iban muy bien vestidas (aunque feas), Yzma, para sorpresa de todas, había hecho un buen trabajo.
Elsa saludó a Tinkerbell, que estaba sentada junto a ella.
-         ¿Qué crees que esté pasando? – preguntó ella, con su aburrida voz.
-         Realmente no lo sé…
Periwinkle se unió a la conversación.
-         ¿No han visto por ahí a Megara o a Jane? ¡No puedo encontrarlas por ninguna parte?
Elsa negó con la cabeza.
Entonces, todas las luces se apagaron y un reflector iluminó a Hailee, quien sonreía bastante.
***
Katherine, que estaba sentada sola, se llevó una gran sorpresa al ver que Albert Hale se sentaba junto a ella.
-         ¿Qué haces aquí? - susurró ella, mientras Hailee entraba al escenario.
Él apuntó con la cabeza a Hailee.
-         Es mi novia- murmuró.
Y Katherine se sorprendió bastante.
***
Giselle se contemplaba en el espejo con una sonrisa enorme.
Nancy estaba junto a ella, al igual que Edward, quien le dedicaba una amplia sonrisa. Patrick y Morgan la animaban.
-         ¡Estoy tan emocionada! – exclamó- ¡Es uno de los mejores momentos de mi vida!
-         Lo sé, estarás grandiosa.
Nancy la peinaba mientras le decía cumplidos.
Jane entró corriendo.
-         ¡Giselle! ¡Ya es hora!
***
- ¡Hola a todos! – saludó Hailee sonriendo- Es una gran noche para mí. Sé que les dije que esto era una sorpresa, y créanme, no se lo esperan para nada.
Un murmullo recorrió el auditorio.
-         Antes que nada, quisiera rendir homenaje a las pobres víctimas de los actos de la detestable “The Wicked Bitch”.
En la pantalla, apareció el rostro de Milo y el de Jessica.
Las princesas se miraron. Sabían que Blancanieves, a pesar de ser víctima, nunca aparecería por sus horribles acciones.
-         Siempre estarán en nuestros corazones, y lamentamos mucho que tengan ese destino.
La gente asintió, y la imagen se borró.
-         Bueno, pasemos al motivo de la noche. La mayoría debe convencerme como la creadora y antigua representante de la ahora destruida franquicia de “Princesas Disney”.
Las doce se miraron una a otra.
-         Esa franquicia tenía el propósito de juntar a miembros de la realeza y las chicas más populares para vender mercancía e inspirar a la gente a ser mejores. Objetivo que llegó a cumplirse, pero es cierto que también excluyó y dividió a la sociedad.
Debieron haber visto sus caras de incomodidad y disgusto, y como todo el público las miraba con rencor.
-         Es por eso que esta vez quiero presentarles una nueva franquicia de la que soy creadora.
Un grito ahogado recorrió la multitud.
Las princesas tenían una expresión horrorizada en el rostro, y yo lo disfrutaba demasiado.
-         Una nueva franquicia con las chicas excluidas, una franquicia nueva e innovadora, que incita a todas las mujeres a sentirse orgullosas de ellas mismas.
Todos aplaudieron, menos las doce, que observaban todo paralizadas.
-         ¡Una franquicia que promueve el orgullo y los valores! ¡Una franquicia que nos demuestra que lo más valioso no es una corona! ¡Una franquicia que incluye, que no discrimina razas, y que ve más allá de la popularidad!
El público ya estaba de pie y aplaudiendo como loco, para horror de las princesas.
-         Déjenme presentar a nuestro primer miembro. Ella es decidida, fuerte y tenaz… ¡un aplauso para Megara!
Megara entró radiante, saludando aquí y allá, mientras un reflector la alumbraba.
Se detuvo y siguió saludando.
-         ¡Denle la bienvenida a Elena, una chica sincera, tierna y amable, pero sobre todo valiente!
Elena entró lanzando besos y se colocó a unos metros de Megara.
-         Ahora veremos a una chica leal, inteligente y bellísima. Si aún no saben de quién hablo… ¡señoras y señores, ella es Jane Porter!
Jane entró muy feliz y se detuvo cerca de Elena.
-         Divertida, valiente y creativa… ¡Giselle!
Giselle hizo lo mismo que sus compañeras.
-         Así que por eso no la hemos visto últimamente- susurró Jasmine, claramente dolida.
-         Ahora les presento a una chica que busca la justicia, que pelea por lo que quiere y que tiene una sabiduría enorme… ¡la bella gitana Esmeralda!
Esmeralda se puso junto a Giselle, sonriendo y casi llorando de felicidad ante tantos aplausos.
-         Y, por último, pero no menos importante… ¡tenemos a una reina! Pero es mucho más que una reina… es una mujer sabia, perseverante y constante… ¡Kida!
Kida se colocó junto a Esmeralda, brillante.
Las princesas sentían el horror mientras los aplausos se hacían más y más fuertes. Todo lo que habían construido se caía tan rápido…
¿Qué se siente, malditas?
-         Damas y caballeros… ¡las heroínas Disney!
Un logo de fondo azul y letras blancas que decía “Heroínas Disney” se proyectó.
También se veía el eslogan “Que no te mientan, la corona no es lo más valioso”.
-         Ya pueden encontrar la mercancía de las heroínas en su tienda más cercana. También queremos decirles que todo el dinero recaudado se irá a la caridad.
Los oídos de las princesas casi explotaban de la cantidad de aplausos que había.
-         Si quieren pasar por un autógrafo, son bienvenidos.
El escenario se atascó.
Horrorizadas, las princesas salieron deseando no ser vistas.
***
Las doce se encontraban reunidas en unos sillones, acompañadas por sus esposos.
-         Eso fue… muy extraño- susurró Adam mientras intentaba calmar a Bella.
Ella negó con la cabeza.
-         No lo fue. Fue fabuloso- susurró- Fabulosamente humillante.
Mérida lucía furiosa.

-         ¡Hailee nos engañó! ¡Eso queda clarísimo! – gritó ella furiosa – Todo eso de “el perdón” solo era para hacer una franquicia que, claramente nos deja en ridículo.
Jim intentó calmarla, pero ella estaba demasiado alterada.
-         Claramente las humilló- concordó Shang- Eso de lo más valioso no es una corona fue una crítica bastante directa.
Aurora puso sus manos en su rostro.
-         Todo se está tornando tan difícil- susurró Aurora llorando. – Primero Blancanieves y ahora esto…
Y no puedo ser más feliz al verlas sufrir.
***
Han decidido volver a dormir todos los príncipes y las princesas juntos. Están aterrorizados por el Diablo Rojo.
Y no les voy a mentir, yo también lo estoy un poco.
A la mañana siguiente, están todos un poco más animados.
Entonces, llega la correspondencia.
-         ¡Alguien nos mandó una revista! – se emociona Anna- ¡Hace mucho que no recibíamos una!
Todos se amontonaron alrededor de ella mientras rasgaba su envoltura de cartón.
Era la revista Stewart, escrita por los hermanos Stewart.
La revista más popular de toda Disneyland.
El título ponía.
Adiós, insoportables Princesas Disney. ¡Hola Heroínas!
Bella leyó el artículo en voz alta, era insultante y degradante, llamando a las malditas de formas bastante grotescas y alababa a la nueva franquicia.
¡Totalmente de acuerdo!
Mérida tomó el teléfono y marcó a su abogado, harta de tantas críticas.
***
Peter y Daphne se encontraban saliendo del metro.
-         ¿Segura que quieres hacer esto? - preguntó Daphne- Este tipo de asuntos es mi trabajo.
-         Es que… sé que dije que odio a la franquicia, y es cierto, pero las chicas ya la han pasado demasiado duro, y creo que merecen justicia.
Peter asintió mientras subían las escaleras del metro. Entraron a un gigante edificio y, después de hablar con el encargado, subieron al edificio de los editores de la revista Stewart.
Britney y Chase Stewart eran dos hermanos gemelos, que llevaban una exitosa revista de chismes, pero pocas veces cierta.
Y, constantemente criticaban a las Princesas, pero ahora sí que se habían pasado.
Peter tocó a la puerta, con una placa en la que se leía:
Hermanos Stewart.
-         Pasa- dijo una chillona voz femenina.
Ambos pasaron, y vieron a una mujer de cabello castaño sentada en un escritorio, parado junto a ella estaba un hombre muy parecido. A ambos los rodeaban dos guardaespaldas.
-         ¡Oh! ¡Señor Gardner! - susurró Chase- Abogado de las ex – princesas, ¿no es así?
-         Ajá.
La mujer sonrió.
-         ¿Y usted?
-         Daphne Price, su novia.
-         Oh, que lindos… ¿qué se les ofrece?
La mujer era molestamente- y falsamente- amable, con una sonrisa algo maniaca.
-         Bueno… recientemente publicaron un artículo ofendiendo a las prin… chicas, y están bastante molestas.
Britney asintió, con su inquietante sonrisa y soltó una risita.
-         Lo sé, fue fabuloso escribirlo… ¿me venías a felicitar por mi gran trabajo?
Daphne lucía bastante sorprendida.
-         Emm… yo… - Peter lucía muy nervioso- De hecho, te pedía que retiraras el artículo y ambos pidieran disculpas por él.
-         ¿Qué, por qué lo haríamos? - preguntó Chase, burlón. No parecía muy inteligente.
Peter los miró sin poder creerlo.
-         Porque es ofensivo y…
-         Legal- susurró Britney- Tenemos derecho a expresar nuestra opinión, y eso es lo que opinamos de tus sucias princesas.
-         Yo… sólo estoy pidiendo amablemente que retiren el artículo y no vuelvan a ofenderlas así.
Britney lo miró, con una sonrisita de suficiencia y una mirada astuta.
-         Y yo te respondo amablemente que no lo haré.
Daphne tomó a Peter de la mano.
-         Vámonos, Pete, no entienden.
-         Esto no acaba aquí- murmuró él.
Britney los despidió sonriendo.
***
El teléfono de Bella prendió.
Le había llegado un mensaje.
Era… ¿Blancanieves?
¿Qué? Pero… ¿no estaba atrapada?
¡Les dije que ese Diablo Rojo era un asesino de pacotilla! ¡La liberó!
Bella leyó el mensaje.
S.O.S. ESTOY AFUERA, SAL SOLA… ¡POR FAVOR!
De acuerdo, eso es muy raro.
Bella salió, asustada y comenzó a gritar el nombre de su amiga.
Vio otro mensaje.
EN LA CALLE.
Y ahí fue.
-         ¿Blancanieves? ¿En dónde estás?
Entonces, escuchó, demasiado tarde, el sonido de una camioneta.
Se dirigía a toda velocidad hacia ella.
La conducía el Diablo Rojo.
Le lanzó algo.
Bella vio, horrorizada, un cadáver lleno de sangre.
Pálido y con cabello negro…
Oh no. ¡MATARON A LA TRAGA-MANZANAS! ¡Y NO FUI YO! ¡MALDITO DIABLO ROJO, YO QUERÍA MATARLA!
Y, entonces, mientras Bella gritaba, la camioneta la golpeó a toda velocidad.
Uy, eso sí que luce mal.


CONTINUARÁ…